viernes, 18 de julio de 2008


Años sin verse, se abrazan como si jamás fueran a separarse, charlan y charlan; las continuas interrupciones, las ganas de contarse todo, enredan las palabras. Ahora se les escucha decir "por favor, sácate los pies y lávatelos" o "los juércoles no podía porque tenía clases de cuatrarra". Cuando el único arraigo es el desarraigo, las ansiedades pueden construir sintaxis imposibles.

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