miércoles, 6 de agosto de 2008

Las Flores del Mal



La necedad, el yerro, el pecado, la roña.
Así nutrimos nuestros blandos remordimientos.
Simples alusiones a desencarnados momentos.

Flotando en nuestra miseria, se desvanecen
La espuma del odio, el recuerdo.
Oh ¡Mi blanca, mi fría margarita!
Recuerda ahora lo que ha olvidado el tiempo.
Es tan fuerte y tan frágil, palpita.
Sirena, esta noche no hay canto. ¡Grita!

Desde el norte resulta tu contemplación.
El, la mira con asombro, ilusión.
La noche les funde como uno, lo que fueron dos.

Mañana será, o quizás no.
Amanece en tu pecho, reside sin recelo
Lo que no se puede matar, la pasión, el miedo.

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