jueves, 28 de agosto de 2008

Hoja de Nigle


Había un cuadro en especial que le preocupaba. Había comenzado como una hoja arrastrada por el viento y se había convertido en un árbol. Y el árbol creció, dando numerosas ramas y echando las más fantásticas raíces. Llegaron extraños pájaros que se posaron en las ramitas, y hubo que atenderlos. Después, todo alrededor del árbol y detrás de él, en los espacios que dejaban las hojas y las ramas, comenzó a crecer un paisaje. Y aparecieron atisbos de un bosque que avanzaba sobre las tierras de labor y montañas coronadas de nieve. Niggle dejó de interesarse por sus otras pinturas. O si lo hizo fue para intentar adosarlas a los extremos de su gran obra. Pronto el lienzo se había ampliado tanto que tuvo que echar mano de una escalera; y corría, arriba y abajo, dejando una pincelada aquí, borrando allá unos trazos. Cuando llegaban visitas se portaba con la cortesía exigida, aunque no dejaba de jugar con el lápiz sobre la mesa. Escuchaba lo que le decían, sí, pero seguía pensando en su gran lienzo, para el que había levantando un enorme cobertizo en el huerto, sobre una parcela en la que en otro tiempo cultivara patatas.


Hoja de Niggle

domingo, 17 de agosto de 2008

Sub luna



Sub luna amo.
Oscura es mi enamorada,
prende en lúgubres crepúsculos,
baila en atavíos de ráfagas lunar,
huele a iluminar nocturno
bajo un cielo relampagueante,
humedece como el rocío matinal,
varía como cuarto menguante a luna nueva.


Sub luna bebo.
Oscura es mi cerveza,
su espíritu es grano malteado en negro,
envuelta en espuma como ráfaga lunar.
Pensamientos y risas
se elevan sobre el filo de la jarra,
revuelos como murciélagos,
revuelos como hojas doradas en el bosquecillo.


Sub luna canto.
Oscura es mi copla
anhela como ola en junco,
gira como la ola quebrante,
se eleva, huraña,
se vuelve a sumergir, avasalladora,
rebrota y vuelve a progresar,
vieja y fatigadamente joven.


Sub luna vivo.
Oscura es mi vida,
limitada y monótona en el desierto,
melancolías y entretenimientos.
Con placer comparto
la suerte pasajera de las cosas,
contento de sufrir y disfrutar
la capacidad de vida de la tierra.


Sub luna muero.
Oscuro es mi sepulcro.
Ofrecedme a la tierra innominado
o al viento y el mar:
descanso en el mantillo
o polvo cortado,
dudoso como mi anhelo
acunado contra lo alto de la luna.



Erik Axel Karlfeldt

miércoles, 6 de agosto de 2008

Las Flores del Mal



La necedad, el yerro, el pecado, la roña.
Así nutrimos nuestros blandos remordimientos.
Simples alusiones a desencarnados momentos.

Flotando en nuestra miseria, se desvanecen
La espuma del odio, el recuerdo.
Oh ¡Mi blanca, mi fría margarita!
Recuerda ahora lo que ha olvidado el tiempo.
Es tan fuerte y tan frágil, palpita.
Sirena, esta noche no hay canto. ¡Grita!

Desde el norte resulta tu contemplación.
El, la mira con asombro, ilusión.
La noche les funde como uno, lo que fueron dos.

Mañana será, o quizás no.
Amanece en tu pecho, reside sin recelo
Lo que no se puede matar, la pasión, el miedo.